No viajo a la ligera, me gusta preparar mis escapadas, de modo que a cada salida le preceden muchas horas de ordenador trazando rutas y alternativas, obteniendo información de los pueblos o parajes que visito, y cómo no, tener la moto y el equipaje a punto. A estas alturas no os tengo que decir que me gusta mucho subirme a la moto, de modo que no me importa quitarme de siestas o trabajar una hora más al día para poder escaparme y tratar de disfrutar cada minuto que estoy sobre dos ruedas.
A pesar de tener programado salir a las 17:00h del pasado viernes 21 de septiembre, por razones ajenas a mi voluntad no salí hasta pasadas las 19:30h. Siempre he pensado que la impuntualidad es en gran parte el fruto de la falta de previsión, y en esta ocasión me faltó ser precavido.
Me gustaría poder contaros mi ruta del viernes por la tarde por la Sierra Sur de Jaén y norte de Granada hasta Loja, y de ahí a Ronda, pero tan sólo puedo decir que me subí en Jaén en la moto y me bajé en Ronda (salvo una agradable visita a la casa de Oscar en Loja, quién junto con Joaquín me acompañaron en esta ocasión). El poco tiempo de luz lo hice en la A-92, el resto del viaje de noche. Llegamos sobre las once de la noche al Hotel Andalucía, bien situado frente a la estación de tren de Ronda, y suficiente a sus fines para moteros, buen trato del personal y muy económico, por lo que es muy probable que la próxima vez que vaya repita máxime cuando tuvieron la deferencia de permitirnos dejar las motos en el patio de entrada del Hotel.
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Noche rondeña. |
Sin embargo, puedo contaros que ya en Ronda, en Bodega el Socorro (C/ Molino nº4) se comen una carnes magníficas, la recomien, Óscar sabía bien a dónde nos llevaba. Normalmente, estas salidas tras la llegada se alargan de más, por la euforia del momento y del disfrute que se avecina, pero había sido un día largo y nos esperaba otro de pleno disfrute, de modo que tras una buena cena y unos digestivos nos dirigimos al hotel, no sin antes dar un paseo por la noche rondeña (vamos, que nos perdimos de vuelta).
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Siempre más madrugadoras. |
No necesité alarma para estar a las ocho de la mañana del sábado preparado para pasar un estupendo día de moto. Mientras le quitaba las maletas a la Triumph, mis compañeros terminaban de prepararse y con un ligero retraso -esta vez sí previsto- salimos alegres cual castañuelas en dirección al Embalse de Zahara-El Gastor, por la A-374, bien asfaltada y de curva rápida. Poco antes de llegar al Embalse tomamos la A-2300, que en peor estado va rodeando el margen izquierdo del pantano, a primera hora del día las vistas son espectaculares, pero ojo, no hay mas que un par de sitios en los que poder parar con seguridad hasta Zahara.

Subimos hasta Zahara, un bonito pueblo cuya visita merece la pena. Cuando lo atravesamos y emprendimos marcha hacia el Puerto de los Acebuches, nos encontramos con nuestro gozo en un pozo, se celebraba el Rally de la Sierra, y estaban todas las carreteras de la Sierra de Grazalema cortadas, no podríamos llegar ni a Grazalema ni a Ubrique. Cuando antes de salir de viaje consulto la web de los ayuntamientos de los pueblos por los que pasaré, es precisamente para evitar estas situaciones, y lo cierto es que en esta ocasión en ninguna advertían o anunciaban la celebración de esa prueba.
La verdad es que después de haber programado la ruta encontrarse este contratiempo me sentó como un jarro de agua fría, pero para eso están las alternativas. Sin más dilación decidimos dar media vuelta y tomar la única dirección posible, rumbo a Algodonales. Situación de crisis y parada en un bar motero que hay en la A-384 (clásica parada de las idas al GP Jerez).
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Zahara de la Sierra |
Con un buen desayuno con jamón de la tierra (cometimos el error de no pedir un mollete típico, pero la tostada os aseguro no estaba nada mal), optamos por seguir hasta Villamartín, desde dónde tomaríamos la carretera a Prado del Rey (Cádiz) y de ahí llegaríamos al Bosque, donde retomaríamos la ruta inicial.
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Donde se ponga un buen mapa... |
La verdad es que esta alternativa no estaba mal, y sin ser carreteras de sierra son bastante entretenidas. La parada en el Bosque duró lo que tardó Joaquín en devolverme la Triumph, ya que habíamos hecho intercambio tras el desayuno (tarde o temprano cederá y se pasará al lado trail). Sin perder tiempo partimos hacia Algar. Este trayecto también me pareció muy bonito, y en primavera debe serlo aún más, las dehesas se suceden con el Parque de los Alcornocales al fondo.
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Algar |
Ya en Algar, Óscar, que conocía la zona, nos llevó al
Tajo del Aguila, para ello es necesario entrar en el Camping del mismo nombre, y la verdad es que son muy amables y no ponen pega alguna, de modo que hicimos una parada para visitar el mirador de dicho tajo, simplemente espectacular, el Embalse de Guadalcacín parece inmenso, interminable. Pero es más, descendimos atravesando el camping hasta un mirador situado más cerca del agua donde hicimos una parada para un merecido descanso.
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Embalse de Guadalcacín |
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Camino del Mirador del Tajo del Águila |
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Embalse de Guadalcacín. |
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Mis compañeros y amigos. |
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Presa del Charco de Los Hurones |
Salimos del camping y tomamos dirección a San José, para visitar el que sería un gran descubrimiento, Los Hurones. El cartel oxidado y casi imperceptible no da una idea de la carretera que anuncia, en cabeza disfruté como un enano subiendo los ocho kilómetros que distan del cruce al Charcón de Los Hurones, y mis compañeros igual. El poblado situado al pie de la presa es precioso, la cantidad de agua dota a la zona de un verdor perenne. Tan curiosa como bonita es la Iglesia que lo preside, accediendo por un puente en consonancia con el tipo de construcción. Lamentablemente la carretera se corta en el poblado y no se puede subir a la presa, desde donde las vistas deben ser acordes al entorno.
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Poblado de Los Hurones |
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Venta de Galis |
Tras una rápida sesión fotográfica, y ya en plena sierra, emprendimos camino a la Venta de Galis, punto de encuentro motero, donde paramos a tomar un esperado refresco. Seguimos nuestro camino hasta Jimena de la Frontera por una carretera (C-3331) que discurre por el pleno corazón del Parque de los Alcornocales. El estado de la carretera es malo, y en varios tramos está hundida, pero esto todo un espectáculo natural. En algunos tramos los alcornoques se cierran sobre la carretera formando sombríos túneles de tal belleza que cada metro es bueno para pararse y contemplar esa maravilla natural. A mitad de su recorrido, se abre el bosque para dejar paso a espacios más abiertos, siguiendo el valle del Río Hozgarganta, con un cauce de grandes rocas grises que contrastan con el verdor de sus laderas. Aún me lamento por no haber parado para hacer algunas fotos, mejor verlo, vivirlo.
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Joaquín. |
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Óscar, y su maquinón. |
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El menda. |
Habían pasado ya las dos de la tarde, y depósitos y estómagos estaban a la par en vacíos. Llenamos combustible en Los Ángeles, preguntamos por un sitio para comernos la merienda y tras la típica respuesta de áreas recreativas y merenderos del parque natural, la chica de la gasolinera nos dijo de un lugar cercano, junto al río fuera del circuito turístico. Costó un poco encontrarlo, pero no fue muy complicado.
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Los Ángeles, al fondo Jimena. |
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Castillo de Jimena al fondo por la C-3331 |
El paraje, junto al río Guadiaro era muy bonito, pero lo que no veis en las fotos es los "mini" vertederos que algunos malnacidos ha dejado ¿Tan trabajoso es tirar la basura en una bolsa y ésta a un contenedor? Todavía no alcanzo a comprende como gente que acude a estos sitios a disfrutar de la naturaleza dejan toda su porquería tirada, resulta paradójico, y por desgracia lamentable.
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La A-369 a su paso por Gaucín. |
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Panzas contra depósitos... |
Pero ese mal trago pasó de inmediato, nada más salir hacia Ronda y descubrimos la A-369, posiblemente de las mejores carreteras moteras que he hecho en mi vida. Gaucín, Algatocín... son algunos de los blancos pueblos que atraviesa y que estoy seguro bien merecen una pausada visita, pero en esta ocasión la pasión motera pudo al turista y me centré en disfrutar al máximo de mi montura y del asfalto. Recuerdo enlazar hasta cinco curvas seguidas sin tocar freno ni el gas, un placer que si no montáis en moto difícilmente entenderéis, pero para que os hagáis una idea, pensad en que a pesar de la belleza de los pueblos, de la sierra y del valle, ni se me ocurrió levantar la vista de la carretera... Durante muchos kilómetros me sincronicé con Joaquín y mantuvimos el mismo ritmo de disfrute, Óscar más rápido siguió su ritmo para disfrutar de la carretera.
No obstante, el calor y los kilómetros acumulados en las posaderas aconsejaban una parada descanso que aproveché para sacar algunas fotos. La verdad sea dicha, paramos porque Óscar llevaba un rato esperándonos, las pelotillas de goma quemada en su neumático trasero explicaba su cara de felicidad.
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Algatocín
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Gaucín |
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Tan fresquitos. |
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Serranía de Ronda |
Creo que los tres llegamos a Ronda con una sonrisa que sobresalía del casco. Antes de llegar al Hotel, visitamos el cuartel de la Legión en Ronda por considerarlo visita obligada. Lástima que no nos dejaran entrar, porque para Joaquín hubiera sido como llevar un niño a Disney World.
A las seis de la tarde, y con algo más de 250 km de felicidad llegábamos al Hotel, donde nos tomamos una copa que nos supo a gloria. Particularmente, me encanta sentarme con los compañeros de ruta al finalizarla y tomar algo tranquilamente mientras nos regodeamos en -por regla general- lo bien que lo hemos pasado. En esta ocasión no fue distinto, y durante una hora estuvimos comentando lo mucho que habíamos disfrutado. Pero aunque la tarde invitaba a continuar con los gin-tonics, Óscar y yo aún teníamos las botas puestas y el traje de la moto, a diferencia de Joaquín, que más listo subió a la habitación a cambiarse nada más llegar.
Después de una hora de estar tumbados "a la bartola", dormitando y luchando aguerridamente contra una mosca cojonera, empezamos a pasar por la ducha, y poco tiempo estaban los tres pinceles listos. Una cena normalita, en una zona muy turística de Ronda precedió a una buena velada de copas, en la que como suele suceder, proyectamos nuevos viajes, nos reímos y como buenos moteros se nos fue de las manos...
Quizás por aquéllas copas de más, ruta de menos. Efectivamente, el domingo por la mañana no estuvimos muy madrugadores, pero tardamos poco en ponernos en marcha. En esta ocasión, visitamos el casco histórico de Ronda (el Puente Nuevo ya lo conocíamos bien), en particular el barrio de San Francisco, muy conservado y cuya visita recomiendo, además está muy cerca del tan conocido puente.
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La pegatina de la maleta, un regalazo. |
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"Más dura que la Bandit..." |
Óscar nos recomendó visitar Setenil de las Bodegas, a unos 20 km de Ronda. Un acierto, un bonito pueblo de Cádiz donde desayunamos a la sombra del tajo en el que se ubican viviendas típicas al abrigo de la roca, junto al río.
A partir de ahí, Óscar tomó rumbo a Málaga, y nosotros hacía Jaén, por Lucena, un viaje y menos paradas de las deseadas, ya que debía estar pronto en casa, lo que no impidió que a nuestra llegada, sobe las tres de la tarde Joaquín y yo nos tomáramos nuestra preceptiva cañita, dando por finalizado un magnifico fin de semana en el que por encima de motos y paisajes, la buena compañía fue, sin dudas, lo mejor (Joaquín y Óscar, gracias por todo).
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Fin de ruta. |
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