miércoles, 18 de diciembre de 2013

NOVATO, ATIENDE

          No me cabe la menor duda de que el sentido último de subirte a la moto es DISFRUTAR. Nos cuesta mucho esfuerzo y trabajo poder comprar la moto, muchas discusiones con la familia, mucho tiempo ahorrando para equipación y privarnos de mucho para comprar extras y mantenerla. Demasiado sacrificio como para luego no disfrutar a lomos de nuestra querida máquina.

          Últimamente he tenido ocasión de salir a rodar con compañeros que llevan muy poco tiempo en esto de las dos ruedas, y en mayor o menor medida, coinciden en ciertos complejos absurdos que bien pueden frustrar la recompensa al esfuerzo al que me refería. 

Novatos.- No creo que exista ningún buen motero que ya lo sepa todo. Todos aprendemos algo cada vez que nos subimos a la moto, ya sea porque conocemos mejor nuestra montura, porque aprendemos qué cazadora ponernos o no, o simplemente aprendemos nuevas rutas. Todos somos novatos porque nunca terminamos de aprender.  No obstante, hay que ser consciente de la experiencia de cada uno, no vayas de sobrado con veinte mil km a las espaldas ni de humilde con medio mundo recorrido. Esta afición tiene un manual muy sencillo: kilómetros, cuantos más hagas, más irás aprendiendo,  y mientras te queden kilómetros por hacer, te quedarán cosas por aprender. Y como todo en esta vida, unos aprenden más fácilmente que otros, no te compares con nadie, lo bueno de los moteros es que somos únicos.

Miedo y respeto.- El día que tengas miedo a subirte a la moto, no lo hagas y véndela. Quien teme la moto se cae sí o sí, de modo que no tengas miedo a la moto, respétala. Y para ello es fundamental que la conozcas, y eso sólo es posible haciendo kilómetros. Poco a poco, sin darte cuenta rodarás más seguro, porque poco a poco irás conociendo más tu moto y sus límites (insospechados, créeme), pero todo ello requiere que respetes la moto y que respetes tus posibilidades. Hay un dicho que dice que sólo hay dos clases de moteros, los que se han caído y los que se van a caer, procura pertenecer el máximo tiempo al segundo grupo, y que pases al primero de forma leve.

Prudencia.- Siempre hay que ser prudente, ojalá muchos conserváramos la prudencia de nuestras primeras salidas, seguro que hubiéramos evitado algún susto que otro. La persona que empieza en la moto y es prudente seguro que hace cientos de miles de kilómetros. Con el tiempo, esa prudencia se convierte en algo natural, en el sentido de que no necesitas tener presente que hay que tener cuidado, y lo notarás cuando andando, en coche o en moto, instintivamente te fijes en como alguien se salta un ceda, como cambian de carril sin señalizarlo etc... recuerda, los moteros tenemos un instinto de conservación muy desarrollado al ser los más débiles en la carretera. La prudencia es la que nos mantiene aún rondando.

"Fulanito se mató con la moto".- Todas las semanas cae algún compañero y por desgracia es así, no hay que mirar hacia otro lado ni evitar hablar de ello, es real. Quien el domingo se va jugar al paddel sabe que volverá a casa a echarse una cerveza, nosotros debemos tener presente que las dos ruedas permiten pocos fallos y que efectivamente, en un fallo podemos perder la vida, pero ojo, que esto no nos dé miedo, sino que nos infunda respeto. Recuerda siempre que desde que arrancas la moto hasta que la dejas en la cochera te juegas el tipo, y no me vale el que también te puede caer una maceta en la cabeza paseando, señores exponemos la vida al subirnos a la moto, no lo olvidéis.  Por lo tanto, no debe ser un tema tabú, nos duele, y mucho, cada vez que sabemos de alguien  tiene un accidente, pero asumiéndolo nos ayuda a ser más respetuosos y prudentes.

No salir sólo.- No sólo porque podamos tener una avería o algo peor, sino porque cuando empezamos en esto de la moto podemos adquirir vicios o malos hábitos en la conducción. He salido y viajado mucho sólo, pero cuando más aprendo sin dudas es cuando voy siguiendo el rastro de alguien con más experiencia. De modo que de salir sólo nada, para eso estamos tus compañeros. Salir en grupo no es sólo el  buen rato del café o la caña, es observar a tus compañeros en carretera, aprender de ellos y por qué no, regañar al que corresponda. Los moteros son gente extraordinaria, recuérdalo.

Preguntar.- Si no sabes algo, pregunta. No te cortes, pregunta por qué el que te precede no ha tocado apenas el freno en las curvas, por qué sabía que la curva se abría al final, sobre mecánica, sobre tu moto, sobre las botas o los guantes, sobre todo lo que se te ocurra. Y ten presente las respuestas cuando te subas de nuevo a la moto.   Si no sabes la respuesta jamás tu pregunta será absurda.

"-¿Me habéis esperado mucho?".-Típica pregunta del principiante, que cuando pierde de vista a los que le preceden cree que los segundos son horas, y que cuando alcance al grupo éstos llevarán horas esperando. En carretera, para sacarle a alguien 10 ó 15 minutos hay que ir muy deprisa, mucho, y por supuesto pasándose por el forro el respeto, la prudencia etc... De modo que por lento que vaya el último, no son largas las esperas. Además, tampoco pasa nada por esperar a un compañero, de hecho es hasta gratificante ver cómo nos reagrupamos y comentamos la curva aquélla, la gravilla de la otra, o nos ponemos bien o el guante, las paradas nunca está de más. 

"-Gracias por esperarme".- Gracias por nada. ¿No pertenecemos a la gran familia motera? Pues entonces no hay que dar las gracias por nada. Tengo la suerte de pertenecer a MOTO JAEN (en Facebook), un grupo de grandes moteros y mejores personas. Somos un grupo variopinto, con gente y motos de todas clases, los hay con miles y miles de kilómetros a la espalda, los hay con apenas unos cientos, rápidos, lentos, de todo, y por eso cuando salimos cada uno va a su ritmo, el ritmo que el respeto y la prudencia aconseja, que lógicamente es distinto para cada uno, de modo que a los pocos kilómetros por selección "natural" el orden de marcha del grupo está definido. Sólo de esa manera disfrutarás de tus salidas, si vas pendiente de no perder a los demás, de que no te esperen o de no obstaculizar a los que te siguen, no disfrutarás de la moto, y entonces todo el esfuerzo no habrá servido de nada. Y recuerda al terminar que, los que te acompañan han disfrutado tanto o más que tu en esa ruta.

Así que, compañero, disfruta de la moto sin complejos y con cabeza.

Quedo a vuestra disposición, nos vemos en la carretera.


domingo, 29 de septiembre de 2013

EL PARQUE NATURAL DE LOS ALCORNOCALES

No viajo a la ligera, me gusta preparar mis escapadas, de modo que a cada salida le preceden muchas horas de ordenador trazando rutas y alternativas, obteniendo información de los pueblos o parajes que visito, y cómo no, tener la moto y el equipaje a punto. A estas alturas no os tengo que decir que me gusta mucho subirme a la moto, de modo que no me importa quitarme de siestas o trabajar una hora más al día para poder escaparme y tratar de disfrutar cada minuto que estoy sobre dos ruedas.
A pesar de tener programado salir a las 17:00h del pasado viernes 21 de septiembre, por razones ajenas a mi voluntad no salí hasta pasadas las 19:30h. Siempre he pensado que la impuntualidad es en gran parte el fruto de la falta de previsión, y en esta ocasión me faltó ser precavido.



Me gustaría poder contaros mi ruta del viernes por la tarde por la Sierra Sur de Jaén y norte de Granada hasta Loja, y de ahí a Ronda, pero tan sólo puedo decir que me subí en Jaén en la moto y me bajé en Ronda (salvo una agradable visita  a la casa de Oscar en Loja, quién junto con Joaquín me acompañaron en esta ocasión). El poco tiempo de luz lo hice en la A-92, el resto del viaje de noche. Llegamos sobre las once de la noche al Hotel Andalucía, bien situado frente a la estación de tren de Ronda, y suficiente a sus fines para moteros, buen trato del personal y muy económico, por lo que es muy probable que la próxima vez que vaya repita máxime cuando tuvieron la deferencia de permitirnos dejar las motos en el patio de entrada del Hotel.

Noche rondeña.
Sin embargo, puedo contaros que ya en Ronda, en Bodega el Socorro (C/ Molino nº4) se comen una carnes magníficas, la recomien, Óscar sabía bien a dónde nos llevaba. Normalmente, estas salidas tras la llegada se alargan de más, por la euforia del momento y del disfrute que se avecina, pero había sido un día largo y nos esperaba otro de pleno disfrute, de modo que tras una buena cena y unos digestivos nos dirigimos al hotel, no sin antes dar un paseo por la noche rondeña (vamos, que nos perdimos de vuelta).






Siempre más madrugadoras.
No necesité alarma para estar a las ocho de la mañana del sábado preparado para pasar un estupendo día de moto. Mientras le quitaba las maletas a la Triumph, mis compañeros terminaban de prepararse y con un ligero retraso -esta vez sí previsto- salimos alegres cual castañuelas en dirección al Embalse de Zahara-El Gastor, por la A-374, bien asfaltada y de curva rápida. Poco antes de llegar al Embalse tomamos la A-2300,  que en peor estado  va rodeando el margen izquierdo del pantano, a primera hora del día las vistas son espectaculares, pero ojo, no hay mas que un par de sitios en los que poder parar con seguridad hasta Zahara.


Subimos hasta Zahara, un bonito pueblo cuya visita merece la pena. Cuando lo atravesamos y emprendimos marcha hacia el Puerto de los Acebuches, nos encontramos con nuestro gozo en un pozo, se celebraba el Rally de la Sierra, y estaban todas las carreteras de la Sierra de Grazalema cortadas, no podríamos llegar ni a Grazalema ni a Ubrique. Cuando antes de salir de viaje consulto la web de los ayuntamientos de los pueblos por los que pasaré, es precisamente para evitar estas situaciones, y lo cierto es que en esta ocasión en ninguna advertían o anunciaban la celebración de esa prueba.

La verdad es que después de haber programado la ruta encontrarse este contratiempo me sentó como un jarro de agua fría, pero para eso están las alternativas. Sin más dilación decidimos dar media vuelta y tomar la única dirección posible, rumbo a Algodonales.  Situación de crisis y parada en un bar motero que hay en la A-384 (clásica parada de las idas al GP Jerez). 

Zahara de la Sierra


Con un buen desayuno con jamón de la tierra (cometimos el error de no pedir un mollete típico, pero la tostada os aseguro no estaba nada mal), optamos por seguir hasta Villamartín, desde dónde tomaríamos la carretera a Prado del Rey (Cádiz) y de ahí llegaríamos al Bosque, donde retomaríamos la ruta inicial. 
Donde se ponga un buen mapa...

La verdad es que esta alternativa no estaba mal, y sin ser carreteras de sierra son bastante entretenidas. La parada en el Bosque duró lo que tardó Joaquín en devolverme la Triumph, ya que habíamos hecho intercambio tras el desayuno (tarde o temprano cederá y se pasará al lado trail). Sin perder tiempo partimos hacia Algar. Este trayecto también me pareció muy bonito, y en primavera debe serlo aún más, las dehesas se suceden con el Parque de los Alcornocales al fondo.



Algar
Ya en Algar, Óscar, que conocía la zona, nos llevó al Tajo del Aguila, para ello es necesario entrar en el Camping del mismo nombre, y la verdad es que son muy amables y no ponen pega alguna, de modo que hicimos una parada para visitar el mirador de dicho tajo, simplemente espectacular, el Embalse de Guadalcacín parece inmenso, interminable. Pero es más, descendimos atravesando el camping hasta un mirador situado más cerca del agua donde hicimos una parada para un merecido descanso.


Embalse de Guadalcacín

Camino del Mirador del Tajo del Águila


Embalse de Guadalcacín.


Mis compañeros y amigos.
Presa del Charco de Los Hurones
Salimos del camping y tomamos dirección a San José, para visitar el que sería un gran descubrimiento, Los Hurones. El cartel oxidado y casi imperceptible no da una idea de la carretera que anuncia, en cabeza disfruté como un enano subiendo los ocho kilómetros que distan del cruce al Charcón de Los Hurones, y mis compañeros igual. El poblado situado al pie de la presa es precioso, la cantidad de agua dota a la zona de un verdor perenne. Tan curiosa como bonita es la Iglesia que lo preside, accediendo por un puente en consonancia con el tipo de construcción. Lamentablemente la carretera se corta en el poblado y no se puede subir a la presa, desde donde las vistas deben ser acordes al entorno.
Poblado de Los Hurones


Venta de Galis
Tras una rápida sesión fotográfica, y ya en plena sierra, emprendimos camino a la Venta de Galis, punto de encuentro motero, donde paramos a tomar un esperado refresco. Seguimos nuestro camino hasta Jimena de la Frontera por una carretera (C-3331) que discurre por el pleno corazón del Parque de los Alcornocales. El estado de la carretera es malo, y en varios tramos está hundida, pero esto todo un espectáculo natural. En algunos tramos los alcornoques se cierran sobre la carretera formando sombríos túneles de tal belleza que cada metro es bueno para pararse y contemplar esa maravilla natural. A mitad de su recorrido, se abre el bosque para dejar paso a espacios más abiertos, siguiendo el valle del Río Hozgarganta, con un cauce de grandes rocas grises que contrastan con el verdor de sus laderas. Aún me lamento por no haber parado para hacer algunas fotos, mejor verlo, vivirlo.






Joaquín.
Óscar, y su maquinón.

El menda.

Habían pasado ya las dos de la tarde, y depósitos y estómagos estaban a la par en vacíos. Llenamos combustible en Los Ángeles, preguntamos por un sitio para comernos la merienda y tras la típica respuesta de áreas recreativas y merenderos del parque natural, la chica de la gasolinera nos dijo de un lugar cercano, junto al río fuera del circuito turístico. Costó un poco encontrarlo, pero no fue muy complicado.

Los Ángeles, al fondo Jimena.
Castillo de Jimena al fondo por la C-3331
El paraje, junto al río Guadiaro era muy bonito, pero lo que no veis en las fotos es los "mini" vertederos que algunos malnacidos ha dejado ¿Tan trabajoso es tirar la basura en una bolsa y ésta a un contenedor? Todavía no alcanzo a comprende como gente que acude a estos sitios a disfrutar de la naturaleza dejan toda su porquería tirada, resulta paradójico, y por desgracia lamentable.


Montamos nuestro particular picnic, y disfrutamos de un ágape estupendo, no nos faltó de nada, aperitivos, ensalada y plato fuerte; aunque sí nos quedamos sin un café después de comer (tomo nota para la siguiente). Qué duro es ese momento en que con la tripa llena vuelves a abrocharte el pantalón (si puedes claro), la cazadora, ponerte el casco y te subes a la moto con la panza presionando el depósito...(nota mental, además de un termo llevar una esterilla para echar una siesta).



La cerveza era sin alcohol.
Nos echaron un cable para terminar la comida

La A-369 a su paso por Gaucín.
Panzas contra depósitos...


Pero ese mal trago pasó de inmediato, nada más salir hacia Ronda y descubrimos la A-369, posiblemente de las mejores carreteras moteras que he hecho en mi vida. Gaucín, Algatocín... son algunos de los blancos pueblos que atraviesa y que estoy seguro bien merecen una pausada visita, pero en esta ocasión la pasión motera pudo al turista y me centré en disfrutar al máximo de mi montura y del asfalto. Recuerdo enlazar hasta cinco curvas seguidas sin tocar freno ni el gas, un placer que si no montáis en moto difícilmente entenderéis, pero para que os hagáis una idea, pensad en que a pesar de la belleza de los pueblos, de la sierra y del valle, ni se me ocurrió levantar la vista de la carretera... Durante muchos kilómetros me sincronicé con Joaquín y mantuvimos el mismo ritmo de disfrute, Óscar más rápido siguió su ritmo para disfrutar de la carretera.

No obstante, el calor y los kilómetros acumulados en las posaderas aconsejaban una parada descanso que aproveché para sacar algunas fotos. La verdad sea dicha, paramos porque Óscar llevaba un rato esperándonos, las pelotillas de goma quemada en su neumático trasero explicaba su cara de felicidad.

Algatocín



Gaucín

Tan fresquitos. 



Serranía de Ronda

Creo que los tres llegamos a Ronda con una sonrisa que sobresalía del casco. Antes de llegar al Hotel, visitamos el cuartel de la Legión en Ronda por considerarlo visita obligada. Lástima que no nos dejaran entrar, porque para Joaquín hubiera sido como llevar un niño a Disney World.


 A las seis de la tarde, y con algo más de 250 km de felicidad llegábamos al Hotel, donde nos tomamos una copa que nos supo a gloria. Particularmente, me encanta sentarme con los compañeros de ruta al finalizarla y tomar algo tranquilamente mientras nos regodeamos en  -por regla general- lo bien que lo hemos pasado. En esta ocasión no fue distinto, y durante una hora estuvimos comentando lo mucho que habíamos disfrutado. Pero aunque la tarde invitaba a continuar con los gin-tonics, Óscar y yo aún teníamos las botas puestas y el traje de la moto, a diferencia de Joaquín, que más listo subió a la habitación a cambiarse nada más llegar.

Después de una hora de estar tumbados "a la bartola", dormitando y luchando aguerridamente contra una mosca cojonera, empezamos a pasar por la ducha, y poco tiempo estaban los tres pinceles listos. Una cena normalita, en una zona muy turística de Ronda precedió a una buena velada de copas, en la que como suele suceder, proyectamos nuevos viajes, nos reímos y como buenos moteros se nos fue de las manos...




 Quizás por aquéllas copas de más, ruta de menos. Efectivamente, el domingo por la mañana no estuvimos muy madrugadores, pero tardamos poco en ponernos en marcha. En esta ocasión, visitamos el casco histórico de Ronda (el Puente Nuevo ya lo conocíamos bien), en particular el barrio de San Francisco, muy conservado y cuya visita recomiendo, además está muy cerca del tan conocido puente.
La pegatina de la maleta, un regalazo.

"Más dura que la Bandit..."





Óscar nos recomendó visitar Setenil de las Bodegas, a unos 20 km de Ronda. Un acierto, un bonito pueblo de Cádiz donde desayunamos a la sombra del tajo en el que se ubican viviendas típicas al abrigo de la roca, junto al río.

A partir de ahí, Óscar tomó rumbo a Málaga, y nosotros hacía Jaén, por Lucena, un viaje y menos paradas de las deseadas, ya que debía estar pronto en casa, lo que no impidió que a nuestra llegada, sobe las tres de la tarde Joaquín y yo nos tomáramos nuestra preceptiva cañita, dando por finalizado un magnifico fin de semana en el que por encima de motos y paisajes, la buena compañía fue, sin dudas, lo mejor (Joaquín y Óscar, gracias por todo).
Fin de ruta.




miércoles, 18 de septiembre de 2013

La Subbética

    La salida del pasado domingo fue totalmente improvisada... y no pasa nada. Las salidas domingueras son así, no hace falta preparar una ruta, ni paradas y ni destino, bastará con, las ganas, y así además coincides con buena gente, mejor que mejor. Lo dicho, a rodar.

Esa puntualidad señores...


Poco antes de las diez de la mañana siete   partimos hacia Zuheros, en la Sierra Subbética Cordobesa. El trayecto hasta el conocido como "Cruce de Alcaudete" (A-313 con N-432) lo he hecho tantas veces que no me fijo en el paisaje, pero lo cierto es que sus amplias rectas permiten ver tanto parte de la Sierra Sur de Jaén, como una visión lejana y general de la Subbética.

 Pasado el cruce dirección Baena, y a la llegada a la Estación de Luque, Manolo se puso al frente de la comitiva para marcar el camino a Zuheros, para ello subimos hasta Luque, la singular ubicación del Castillo domina el paisaje del pueblo, luego comprobamos que  la gente del Sur de Córdoba eran muy aficionados a ahorrarse cimientos en tema de castillos...
Luque


Antes de llegar a Zuheros, por la carretera de Luque, existe un cruce que nos lleva a la la famosa Cueva de los Murciélagos, pero por cuestiones de tiempo su visita debería esperar.Allí desayunamos al pie del Castillo del mismo nombre y monumento más representativo del pueblo. No obstante, una vez visitado, el pueblo en sí es un monumento, y un paseo por pendientes calles encaladas, de cuidados empedrados y forjas floreadas es todo un gustazo.
Castillo de Zuheros.

Zuheros.


Mientras llegan los cafés y las tostadas,  Manolo tira de su plano de esquinas roídas y cientos de apuntes y junto con Oli empiezan a dibujar la que podría ser la ruta del resto del día,  la verdad, con acierto.

No me gusta decir que el grupo que juntamos el domingo fue variopinto, no es así, creo que los grupos moteros son todos así (afortunadamente), algunos con miles y miles de kilómetros en moto, otros con menos y otros con unos pocos, por lo tanto es lo normal, y lo bueno, los más rodados aportan la experiencia y el conocimiento, y los que empiezan la prudencia y el respeto que a veces se pierde con el tiempo, por lo que entiendo la combinación es perfecta. Tal es así que el dicho "cada uno a su ritmo" es la norma básica, y una vez en marcha, las vertebras de la columna de motos se van reorganizando de modo natural de modo que todo el mundo rueda a su gusto. En cualquier caso, era la primera vez que rodaba con Manolo y Juan,  antes apenas nos conocíamos de un formal saludo. En fin, sigo.





El destino fijado era Iznájar, de modo que una vez terminado nuestro desayuno y sin prisa alguna, salimos  hacia Doña Mencía a tomar la A-318, que nos llevaría a Cabra, y de ahí a Rute, poblaciones en las que no nos detuvimos, mejor, así tenemos excusa para salir de nuevo por la comarca Subbética.

Desde Rute, la A-331 se corta a escasos kilómetros de llegar al Embalse de Iznájar, lo que nos obligó a tomar una carreterilla que sigue al Río la Hoz hasta volver a enlazar con la A-331. Lástima del asfalto, porque ese tramo pudo ser muy divertido. Justo antes de incorporarnos de nuevo a la A-331 se presenta ante nosotros el Embalse, inmenso, dejando a la izquierda la localidad que Iznájar, que parece alejada del mismo, sin embargo, al acercarnos comprobamos que Iznájar es una pequeña península dentro del embalse . Es realmente digno de visitar, atravesando el pueblo y saliendo por el istmo llegamos a una pista de tierra que nos lleva a un mirador junto al embalse. Muy curiosas son las casas/cueva que encontramos en el margen izquierdo de dicho camino.






Mientras conversábamos podíamos oír la banda de música tocando temas procesionales, pues como otros pueblos del Sur de Córdoba es en estas fechas cuando celebran sus fiestas patronales, buen momento para visitarlos.




Foto de grupo, no está mal para como se hizo.
Pero la hora se echaba encima, y todavía quedaban muchos kilómetros hasta Jaén, de modo que emprendimos la marcha dejando la visita al Castillo de Iznájar para otra ocasión, no ya por tiempo, sino por no irrumpir en la procesión con las motos, que me da a mí que no hubiera estado muy bonito.

La carretera que une Iznájar y Priego de Córdoba (la A-333) no tiene mal piso, pero las recientes tormentas la había llenado de barro, y en su primer tramo era prácticamente como circular por una pista de fino polvo o barro, según; mi moto no tiene problema alguno en ese terreno, pero algún compañero se llevó un susto.

Al poco de salir de Iznájar encontramos el cruce dónde nace la A-333, a  dos kilómetros de allí hay unas vistas de Iznájar preciosas y distintas, pues por regla general la típica foto es la que he puesto antes.

La carretera enrevesada y sucia,  pero a pesar de todo merece la pena recorrerla ya que discurre por el pleno corazón de la Sierra Subbética, con el verdor de la primavera debe ser una espectáculo hacerla, lástima que sean pocos los sitios con espacio para hacer una parada, pues las vistas son increíbles unas vez que pasamos la pedanía de "El Salado".

En este tramo, nos fuimos disgregando, de modo que poco a poco llegamos a Priego donde de nuevo reunificamos grupo y continuamos en busca de la N-432, esta vez pasando por Las Angosturas, un paso particular que siempre me ha gustado mucho, y más en esta ocasión al comprobar que ya ha finalizado las obras y no es necesario atravesar El Cañuelo, de modo que al pasar Las Angosturas nos encontramos con una calzada en perfecto estado, de curva rápida, en la que mi Tiger se desenvuelve genial.

Paso de las Angosturas
Foto de archivo.




A las 15:30h llegamos a Jaén, y en pocos minutos estábamos sentados con una cerveza en la mano, comentado la ruta y conociéndonos mejor, lo que a Manolo, Juan y a mí nos llevó hasta las cinco de la tarde.  Cualquiera que hubiera pasado el domingo por la terraza del El Mercado (Jaén) hubiera dado por hecho que en aquélla mesa  tres viejos amigos compartían un exquisito risotto elaborado por el bueno de  Emilio, cuando esa amistad no había hecho más que empezar. Esa es una de las razones por las que me sigo subiendo a la moto.
A petición de mi querida Laura, el Risotto de "El Mercado"


Ruta por la comarca Subbética de Córdoba

P.D.- Tengo la sensación de haber hecho la peor entrada del blog, pero es que tengo la cabeza en la siguiente...